ENSAYO

11/22/2006

Mala compañía

No aguantaba más los comentarios de las otras personas respecto a mi parentesco con él.
Cuando supe la verdad, entendí todo.
En verdad lo quería, en verdad sí.
Todo el tiempo que había vivido con él, esos momentos que siempre recordaré. Era la persona más cercana a mí, después de mi mujer.
Me casé muy joven, a los veintidós años. Conocí a mi mujer cuando era apenas un niño, estaba completamente enamorado de ella.
Tuvimos a un hijo un año antes de casarnos, lo que hizo que las cosas en mi vida se formalizaran. Eso era realmente lo que necesitaba, un cable a Tierra.
Lo que hice, fue por amor a ella, un amor confuso con la traición, su traición.

Cuando mi hijo tenía diez años, recuerdo que me dijo que era el mejor padre del mundo, y que no me cambiaría por nada.
Así es como las cosas tenían que ser, pero no, supe la verdad y todo cambió.

Mi mujer es estupenda, siempre estuvo rodeada de pretendientes, me decía que vio en mí lo que no veía en otros. Yo al mismo tiempo de amarla y de ser cariñoso, era indiferente. Y no es que yo fuera así, por mí, estoy pegado a ella todo el día, pero como yo sabía que a ella le gustaban los hombres independientes, actuaba así, sólo para tenerla cerca.
Recuerdo que la primera vez que la vi me enamoré. Siempre supe que ella era la mujer de mi vida. Y lo sigue siendo.

En este momento ella trabaja. Aún no sabe lo que ocurrió, no es el momento.
Su primera reacción será llorar, gritar, pegar, saltar, se volverá loca, y todo esto es por que ella me ama y yo a ella. Esto es un amor contra barreras. Un amor sin fin. Donde nadie se interpone.
Alfil podremos vivir sin mentiras, por que esa mentira ya no existe y ella lo notará al instante.

Hoy día fue un día especial, siempre lo tendré presente.
Me levante, le hice el desayuno a mi mujer, desperté a nuestro hijo y ella se fue a duchar.
De repente vi un papel asomado por su cartera, el cual, estaba a punto de caerse, sin intensiones de saber que decía, estiré el dedo para tratar de que entrara nuevamente en la cartera. Pero no, tuve que hacer un esfuerzo mayor y la curiosidad me ganó. ¡Algo tenía que tener el papel que no se guardaba fácilmente! Y claro que sí, lo abrí lentamente, sabía que lo que hacía estaba mal.
Simplemente no pude evitarlo. El papel era el resultado de unos exámenes, pero no entendí bien de qué se trataba, no era un lenguaje muy claro para mí.
Pensé un rato, ¿Qué era realmente lo que significaban esos exámenes? ¿Tendrá alguna enfermedad?
Mi mujer abrió de un golpe la puerta del baño y no alcancé a ocultar lo que estaba entre mis manos.
Me miró, la miré, silencio…
Armándome de valor le pregunté de qué se trataba todo esto.
Me mira por treinta segundos que me parecieron los treinta segundos mas largos de toda mi vida. Me dice: Hace tiempo te tengo que decir algo pero nunca supe como.
En realidad nunca me imaginé lo que me iba a decir.
Dice: Primero quiero que sepas que siempre te he amado, y si no te dije esto antes es para tenerte siempre cerca de mí. No te lo dije por que esto dio un resultado que es lo que yo más amo junto contigo.
Continuó: ¿Te acuerdas cuando te fuiste a Harvard por seis meses? Bueno, una noche salí con unas amigas a un pub cerca de la casa, la verdad es que no me divertí por que tú no estabas a mi lado, asi que volví temprano caminando a la casa. Eran como las una de la madrugada y en la esquina habían dos tipos, desgraciadamente los vi demasiado tarde. Me rodearon y me dijeron que fuéramos a mi casa. Entramos y… ellos abusaron de mí, fue un momento horroroso, espantoso, humillante, agresivo, no tengo palabras para describirlo. Es el recuerdo más asqueroso y oscuro de mi vida.
Le pregunté: ¿Por qué nunca me lo dijiste?
Aquí fue donde cambia el sentido de la historia.
Dijo: Simplemente porque fue al día siguiente cuando llegaste tú y supe de inmediato que estaba embarazada. La verdad es que no tuve problemas en contártelo, era lo único que siempre quise, pero hasta ayer tenia la duda de si el hijo era tuyo o no. Consulté con profesionales que hacer, estaba perdida, pensaba que si el hijo no era tuyo me abandonarías.
Lloramos, nos abrazamos y callamos juntos.
Rato después le pregunto: ¿Y el hijo es mío cierto? Suponía que como me lo había contado, era obvio.
Me mira fijamente y me dice que no. No reaccioné.
Ella se viste y me dice que tiene que trabajar si no quiere perder su trabajo, pero que la perdonara y hablábamos en la noche.
No sabía que hacer, ni pensar.
Me acosté y lo único que pude hacer por una hora fue mirar el techo sin entender nada.
No sé como e desperté, horas después y noté que estaba mi supuesto hijo a mi lado, viendo televisión.
Lo veo y me dice: ¡Hola Papá! Yo sin responderle me doy cuenta que ya no es lo mismo.
Yo ya no soy su padre y él no es mas mi hijo.
Nunca lo podré ver como tal, nunca lo fue.
Entre desilusionado y descompuesto, enrabiado y sin pensar, agarro mi almohada fuerte y la hundo en la cara de mi hijo.
Fue con tanta fuerza que no le di ni tiempo para defenderse.

Ya no tengo hijo
Ya no tengo mujer
Vivo solo tras las rejas,
Sólo tengo un lápiz
Y un papel.

Josefina Wielandt

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