"Pabellón de cáncer" de Aleksandr Solzhenitsyn
Kostoglótov.Nació en Kislovodsk, Rusia en 1918. Hijo de un terrateniente y una maestra, fue educado solo por su madre debido a que se padre falleció seis meses antes de que naciera su hijo. Estudió en la Universidad de Rostov donde descubrió su talento matemático, ese conocimiento le resultaría muy beneficioso en al menos dos momentos dramáticos de su vida a tal punto que, gracias al mismo, conseguiría escapar de la muerte. Sirvió en el ejército soviético entre 1941 y 1945, año en que fue sentenciado a ocho años de trabajos forzados y a destierro perpetuo por las opiniones antiestalinistas que escribió. Allí comenzó su largo y terrible peregrinar por lo que luego sería el título de su obra más conocida: el "Archipiélago GULAG". Fue galardonado en 1970 con el Premio Nóbel de Literatura. Solzhenitsin fue deportado a Alemania Oriental y privado de la ciudadanía soviética en febrero de 1974 a raíz de la publicación de El Archipiélago GULAG 1918-1956. En 1975 viajó a Estados Unidos y en 1990 recuperó oficialmente la ciudadanía soviética y, al fin, pudo regresar a su país en 1994.
Aleksandr Solzhenitsyn trabajó de presidiario minero, albañil y forjador.
Este contrajo un tumor del que fue operado; el cáncer se le reprodujo y esa experiencia sirvió de material para escribir su novela “Pabellón cáncer”, ya que en esta él se ve representado en el protagonista de la novela, Kostoglótov.Kostoglótov.Kostoglótov.Kostoglótov. Esta enfermedad mortal afecta profundamente la vida de los que la padecen, cambia los sueños de vida, y los planes del futuro. El egoísmo de algunos enfermos tiranizan a los familiares. En esta enfermedad lo más importante es tener fuerzas y intentar uno mismo salir adelante.
Es curioso que, en un período como el que ahora vivimos, amenazados por todo tipo de plagas, una novela como ésta, escrita en un tiempo hoy olvidado, en circunstancias tan distintas y con el pretexto de otra enfermedad mortal, suscite situaciones y reflexiones de tan acuciante actualidad. Porque lo que trasciende fundamentalmente hoy de Pabellón de Cáncer es una verdad muy simple y, en principio, conocida por todos: la de que todos somos iguales ante la muerte. Iguales son incluso el joven Kostoglótov, un deportado con gran capacidad crítica, en el que no cuesta reconocer al propio autor, y el funcionario Rusánov, miembro del partido y delator implacable de los «enemigos del régimen». En torno a ellos, todos los demás personajes, grotescos y tiernos, confinados entre cuatro paredes en circunstancias extremas, encarnan la evidencia de que el odio, el amor, el resentimiento, la envidia o las relaciones de poder y sumisión siempre tendrán, mientras haya vida, su razón de ser.
Esta es una novela dura. Se narra la vida de los personajes de un hospital en el que todos están ingresados por padecer cáncer. Es entretenida, pero el modo en que está escrito hace un poco densa la lectura. Se pueden sacar muchas cosas, pero hay que prestar atención a su lectura para ello.
Catalina Lagos.