ENSAYO

8/30/2006

Los pecadores y sus pecados versus los virtuosos y sus virtudes

El concepto de pecado es algo que todas las personas conocemos. Me atrevo a decir que no hay nadie en el mundo que no sepa lo que implica y las consecuencias que trae, hasta un niño pequeño sabe y tiene conciencia de que cuando miente está haciendo algo malo. Ahora bien, si queremos poner esta palabra tan común y tan manoseada por la gente en una definición formal, se trata de una transgresión voluntaria de lo recto y justo, en otras palabras, es lo que se aleja de lo que es debido. Muchas personas dicen que “pecar es humano”, que el pecado es una de las cuantas piezas que componen a la humanidad, pero ¿realmente es así? Fijémonos en algo: la definición de pecado, la cual la hemos dado nosotros mismos (las personas) dice claramente que es una “transgresión voluntaria”, es decir, que podemos elegir al momento si lo realizamos o no. Entonces, si podemos elegirlo, ¿podemos decir que forma parte de la naturaleza?
Lo más importante para entender el pecado, es saber cuál es su antónimo: la virtud. Pero ¿qué es la virtud? La Real Academia Española (RAE) la define como “integridad de ánimo y bondad de vida, o recto modo de proceder conforme a la ley moral”, es decir, corresponde al actuar u obrar de una manera correcta y ética.
Estos dos términos, pecado y virtud, son totalmente opuestos, pero siendo el hombre un ser de contradicciones, puede poseer los dos a la vez. El predominio de sus actitudes lo llevan a la clasificación de “hombre pecador” u “hombre virtuoso”.
Como todas las cosas, los pecados tienen un vicio o cabeza que origina a los otros, como una cadena, y a éstos se les llama pecados capitales. Estos tienen, a su vez, una virtud que se contrapone al respectivo pecado. Explicados brevemente, serían: en primer lugar, la avaricia, definida como el afán desordenado de poseer y acumular riquezas sólo por atesorarlas, versus la generosidad como actitud solidaria. En segundo lugar, tenemos a la pereza, correspondiente al descuido o la tardanza en las acciones, y su virtud, la diligencia, que es todo lo contrario. Luego, podemos ver a la soberbia, que es la necesidad de ser preferido a otros, contra la virtud (incluso yo la llamaría sabiduría) de la humildad, que es el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades para obrar de acuerdo a este conocimiento. En cuarto lugar, está la gula, conocida como el exceso desordenado en la comida o bebida y la templanza como la moderación, sobriedad y continencia. Después, vemos a la tan conocida ira, que se refiere al deseo de venganza por una indignación o enojo. ¿Cuál es su opuesto? Pues la virtud de la paciencia, porque es la tolerancia y la capacidad de soportar algo sin alterarse. Para ir terminando, está la envidia, según yo la más practicada, refiriéndose a la tristeza o el pesar por el bien ajeno o simplemente desear algo que no se posee, contrapuesta a la caridad, porque es una actitud solidaria frente a la carencia ajena.
Por último, está la lujuria, la cual consiste en el apetito desordenado de los placeres carnales contrapuesta con la castidad, que es la total continencia al goce carnal. En esta última yo personalmente difiero, porque no creo que la castidad, cosa extrema, deba ser la virtud que se contraponga a la lujuria, sino más bien la abstinencia parcial y moderada del placer sexual.
Todos estos pecados y virtudes son parte de nuestra vida, pero ¿son parte de nuestra humanidad? Ya entendimos bien la diferencia, y sabemos que podemos ser uno sin dejar de ser lo otro, pero ¿cuál es el sentido de poder optar entre el pecado y la virtud?
Para responder esto, es necesario que en primer lugar analicemos lo que realmente es parte esencial de la naturaleza humana. ¿Alguna vez el lector se ha preguntado por qué los animales no pecan? La respuesta es lógica: porque los animales no tienen la capacidad de elegir, de optar, no es libre de hacer lo que quiere, es decir, no tiene uso de la razón. Al matar a otro animal, no está actuando mal porque lo hace por instinto, sin pensarlo ni analizarlo, en cambio, el hombre puede reflexionar y calcular las consecuencias de sus actos, y si aún así lo hace, está pecando. En otras palabras, el hombre no tiene derecho a decir que “peca porque es humano”, sino que debería decir que “no peca porque es humano y tiene la posibilidad de hacerlo, por lo que peca cuando no usa bien la razón”. Dios nos dio la razón precisamente para obrar como Él lo querría, pero por voluntad, no por instinto, entonces al pecar no estamos siendo más humanos, sino utilizando mal lo que se nos dio y nos diferencia de los animales, lo que nos hace más “humanos”: la capacidad de elegir y pensar.
Para terminar, haré referencia a la conocida obra “La Divina Comedia”, de Dante, que por ser tan conocida me atrevo a usar como un texto de peso en este tema. Esta historia relata el viaje de Dante en tres partes: el infierno, acompañado de Virgilio, luego el purgatorio donde se despiden, y por último el paraíso, al cual solo puede llegar después de haber redimido todos sus pecados en el purgatorio. Los invito a analizar esto ahora: si para llegar al cielo, donde sólo pueden entrar “hombres puros”, y por lo tanto ciento por ciento humanos, se deben limpiar y purificar de sus pecados, ¿podemos afirmar que pecar sigue siendo una condición humana? ¿No deberíamos decir que es todo lo contrario, que el pecar nos aleja de Dios y de la humanidad?
Todas estas interrogantes tienen una respuesta que cada uno debe darse, porque después de todo algo tan personal como la relación con Dios con nosotros como los pecados y la conciencia sólo puede establecerlo uno mismo, y este es sólo un ensayo con algunas preguntas para poder reflexionar y algunas ideas para poder responderse.



Macarena Cánepa.-
III°C

8/22/2006

Los Siete Pecados Capitales, "¿Pecados Innecesarios?".

Todos nosotros cometemos errores durante toda nuestra vida desde que tenemos uso de razon hasta que estamos cerca de la muerte, o mejor hasta la muerte estos pueden ser grandes o chicos. Los errores no siempre son vergonzosos, no tenemos que arrepentirnos de ellos. Nos podemos dar cuenta de que, cada vez que nos equivocamos es o porque no estamos 100% conscientes de lo que hacemos o porque simplemente corrimos un riesgo y perdimos. Muchas veces podemos confundir el error con el pecado, la diferencia está en el sentimiento de culpabilidad que acompaña a éste último.

El concepto de pecado que posee el protagonista de la película es el producto de una deformación cultural, es un aporte que se ha ido insertando en la cultura occidental desde mucho tiempo atras. El asesino no está verdaderamente loco, pero si esta obsesionado con la perfeccion, es esta perfección, que según cierta interpretación sería el fin y el objetivo último del mundo y de todos los hombres, el fundamento más esencial en el que se basa el concepto del pecado.

No es posible cometer un pecado mortal. La prueba más firme y visible para nosotros es que nadie haría algo estando consciente de como lo podria perjudicar y podria hacerle daño a otras personas o asi mismo y tendria que pasar un tiempo de dolor ya que todo lo malo que uno hace queda impregnado en la memoria y se esta recordando en cada etapa de la vida de uno..

El pecado mortal es aquel pecado grave, del cual se está plenamente consciente y seguro al momento de cometerlo, pero en el podemos “vengarnos” de Dios por alguna cosa de nuestra vida que no nos gusta, pero como no encontramos la manera presisa para que solo le afecte a el pero nos damos cuenta de que la unica manera para que a èl le afecte es a traves de nosotros mismos haciéndonos daños entre los hombres. Aunque esto es un terrible error; no se puede hacer algo sabiendo que es malo y que a nosotros no nos conviene aunque puede ser “pasable” si uno esta confundido y que todo esto nos haga creer que es necesario y que es la unica forma que vale la pena hacerlo.

Si bien es cierto que la culpa, el castigo a otros y a si mismo que lleva consigo la palabra pecado son casi siempre o muchas veces un daño para los humanos que lo hacen, es importante tener en cuenta que estos mismos son un medio importantísimo para reprimir las conductas individuales que perjudican a toda la colectividad o a parte de ella.

El fin no siempre justifica los medios; el objetivo de mejorar y perfeccionar a la sociedad y a cada uno de sus individuos es bueno para la sociedad en que estamos viviendo ya que asi podriamos dejar de cometer pecados o por lo menos bajar un poco el porcentajes de las veces que cometemos pecados, sean desde los menos importantes hasta los mas importantes.

Si cada uno de los humanos que vivimos en esta tierra se diera cuenta de todos los pecados que ha cometido durante su vida y trata de cambiarlo esta sociedad estaria mejor y creceria cada vez mas, aunque a veces creo que es necesario tener un poco de soberbia ayuda a subir el autoestima y al contrario de esta, está la humildad, si estan estás 2 presentes puede haber un equilibrio y la soberbia no se veria tanto como pecado sino como algo de ayuda, y tambien es necesario tener un poco de envidia porque la envidia no es siempre mala puede ser envidia sana y envidia destructiva, la envidia sana consiste en poder reconocer que el otro ha alcanzado algo que yo también deseo y no he logrado, con la doble reacción que tal reconocimiento implica: primero: alegría y admiración hacia quien ha alcanzado segundo: dolor y tristeza por reconocer que yo no lo he hecho.

Puede ser que esta doble reacción la exprese de modo explicito, pero cuanto mas clara y legitima por mi mismo este ésta, mas libre me sentiré para evaluar se están dadas las condiciones para combatir, o no, lo que siento.

Y la envidia destructiva: trata de destruir al otro y/o sus logros, como forma de eliminar el contraste, y que, además, no es consciente de ella misma, no se reconoce como envidia y suele explicar sus ataques apelando a otros argumentos que los justifiquen.

La funcion de la envidia es el sentido mas profundo, es una señal que nos pone en contacto con un deseo no satisfecho. Cuando alcanzamos un grado de conciencia más desarrollado, con naturalidad nos podremos dar cuenta: ¿Qué deseo no satisfecho has podido descubrir a partir de la envidia que acabas de sentir?, esto nos servirá para enriquecernos.

Una de las peores cosas que se ha hecho con al envidia es convertirla en algo que uno no debería sentir, porque como ya decíamos el algo natural , del día a día, que todos los seres humanos sentimos , al darnos cuenta de la carencia de una necesidad que el de al lado tiene y yo no .

En conclusión podemos decir que no todos los pecados son 100% innecesarios, muchas veces vamos a necesitar haber cometido un pecado para darnos cuenta de muchas cosas que pasan en la vida diaria y estos nos sirven para crecer y desarrollarnos un poco mas como personas pensantes aunque obviamente no es necesario cometer algun pecado pero esto demuestra que a veces igual es necesario cometer algun pecado.

Macarena Lewin P

8/21/2006

ensayo

¿Desde qué punto un pecado comienza a considerarse como tal?

Desde chicos nos han dicho que si uno le pega a otra persona, roba, dice una pesadez, come por comer, quiere todo para uno mismo, se descontrola cuando se enoja, no hace las cosas que debe hacer, quiere lo que el otro tiene, etc.… está haciendo el mal, o mejor dicho, está cometiendo un pecado, pero quien no se a hecho más de alguna vez la siguiente pregunta:” ¿cuándo un pecado comienza a considerarse como tal?”, es decir, ¿desde qué punto uno comienza a cometer un pecado?.
Analizaremos los siete pecados capitales, ya que en ellos podemos encerrar casi todos los pecados existentes.
Primero la lujuria; la lujuria es: El vicio que consiste en el uso ilícito y desordenado de los deleites carnales. Pero si la lujuria no se manifestara ni visual ni auditivamente se podría decir que la persona está siendo casta (castidad: virtud moral que anula a la lujuria; es el abstenerse sexualmente), pero ¿qué pasaría si uno no manifestara sus pensamientos lujuriosos?, a mi parecer también estaríamos cometiendo un pecado. La lujuria al igual que la soberbia (estima de sí mismo, o amor propio indebido, que busca la atención y el honor.) son dos pecados que deben comenzar a ser considerados como tales desde el minuto en el que nacen en nuestro pensamiento, no necesitamos manifestarlos para darnos cuenta de que estamos pecando.
En cambio existen pecados que a mi juicio deberían comenzar a considerarse como tales una vez que empiezan a causarles daño a terceras personas o a través de los cuales uno le desea mal a otros como la ira y la envidia. La ira es: la Pasión del alma, que causa indignación y enojo. O sea el enojo se comienza a considerar un pecado cuando por las reacciones que tenemos pasamos a llevar o le hacemos daño a los que están a nuestro lado, antes de eso no creo q se le debería de considerar un pecado, ya que eso que dicen de que hay que sufrir con paz y serenidad todas las adversidades, esta mal, porque el hombre necesita descargarse, necesita manifestar sus sentimientos, lo que a él le pasa; siempre y cuando sea dentro de los límites señalados anteriormente. El otro pecado que yo creo que debería considerarse como tal una vez que comienza a hacerle daño a los demás es la envidia; la envidia es: el pecado en el que uno resiente las cualidades, bienes o logros de otro. Pero seamos honestos, ¿quién no ha tenido alguna vez la llamada envidia sana?, esa que se refiere a la situación de cuando uno quiere lo que el otro tiene, pero que al mismo tiempo se alegra porque la otra persona lo tiene, por ejemplo: con mi amiga estamos postulando para el mismo papel en la obra de teatro, pero resulta que el papel se lo dan a ella, en el caso de la envidia sana me va a pasar de que yo voy a querer ese papel, pero al mismo tiempo me voy a alegrar por ella, porque sé que ella también lo quería y lo mas seguro es que yo le diga:” me alegro mucho porque hallas conseguido el papel, pero no sabes cuanto te envidio”.En el minuto en que esto debería comenzar a considerarse pecado es cuando, como lo dije anteriormente le causo daño a la otra persona. Tomando el mismo ejemplo sería así: mi amiga consigue el papel y yo no, pero en vez de alegrarme por ella y felicitarla, le hago un comentario descalificador como:” creí que iban a darle el papel a alguien que tuviese más experiencia, o a alguien que fuese mejor”
Un pecado que la gente suele justificar en algunas ocasiones es la gula. Hay gente q no considera la gula un pecado cuando por ejemplo: están en una comida y por vergüenza a dejar comida en el plato se lo comen todo a pesar de que ya no tienen hambre o de que simplemente están satisfechas, pero creo q eso esta mal, considero que uno en esos casos debe sobreponerse a la vergüenza y simplemente decir “ gracias, estaba muy rico, pero estoy satisfecho”, además ¿ quién no prefiere parar de comer al estar satisfecho, que seguir comiendo y luego sentirse mal?
La diligencia (prontitud de ánimo para obrar) es la virtud que se contrapone a la pereza (desgano por obrar en el trabajo), pero ¿es correcto exigirle a una persona que esta cansada y que además de requerir descanso lo quiere, que tenga buen ánimo para realizar alguna tarea?, creo que todos necesitamos descansar después de haber hecho todo o casi todo lo que debíamos hacer, ¿acaso Dios no lo hizo así después de crear el mundo?, por lo mismo si una persona esta cansada creo que de cierta manera si se le puede exigir terminar lo que le falte por hacer pero no exigirle una buena disposición o ánimo para hacerlo.
Y por último un pecado muy especial, el cual es muy egoísta y desconsiderado, y no solo lo es con la gente que está a nuestro lado; este pecado puede llegar a un extremo tal que nos puede afectar hasta a nosotros mismos. He sabido de casos de gente tan avara que han dejado de lado las cosas esenciales y prioritarias para vivir, por acumular riquezas.
En conclusión creo que deberíamos llegar a un acuerdo con respecto a cuando o desde que punto un cierto pecado debe ser considerado como tal , ya que sino cada persona puede tener su propia interpretación de dicho pecado.

Escritores y sus obras

Víctor Hugo:

- La belleza y la muerte
- Los miserables
- Nuestra Señora de París

Alexander Solzhenitsyn:

- Archipiélago de Gulag
- Pabellón de cáncer
- El primer círculo

Mariano Latorre:

- Cuna de cóndores
- On Panta
- Chile, país de rincones

Luis Durand:

- Frontera

Fernando Alegría:

- Lautaro
- Los días contados
- Cuentos

Antón Chejov:

- La gaviota
- El jardín de los cerezos


León Tolstoi:

- La guerra y la paz
- Ana Karenina
- La muerte de Iván Ilich

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Niñas

Fíjense en la siguiente lista

Macarena Lewin comenta a Josefina Wielandt
Daniela Toro comenta a Trinidad Casal
Ángeles Jaramillo comenta a María Paz Fernández
María Ignacia Alvear comenta a Macarena Müller
Catalina Lagos comenta a Margarita Lira
Trinidad Ruiz-Tagle comenta a Isidora Puelma
Trinidad Casal comenta a Macarena Cánepa
Margarita Lira comenta a Ángeles Jaramillo
Macarena Cánepa comenta a Macarena Lewin
María Paz Fernández comenta a Trinidad Ruiz-Tagle
Macarena Müller comenta Daniela Toro
Isidora Puelma comenta a María Ignacia Alvear
Josefina Wieldant comenta a Catalina Lagos
Jorge Aliaga comenta a Macarena Cánepa



El comentario implica debatir algunas ideas planteadas y poner una nota de acuerdo a:
claridad de las ideas y fundamentación
La nota va de 1 a 7 y vale un 40% de la nota final

El profesor

8/20/2006

Pecado y Virtud ¿opuesto?

Pecado y virtud, ¿opuesto?

Para hablar de pecados y virtudes necesitamos tener en cuenta su significado. Virtud, se conoce como el hábito de obrar bien, independientemente de los preceptos de la ley, por sola la bondad de la operación y conformidad con la razón natural. Mientras que el pecado lo conocemos como algo que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido. Según la doctrina cristiana, obra, palabra o deseo contrarios a la ley de Dios. Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias en su propio corazón y examinarse sobre estos pecados. Hay quienes piensan que ocuparse de los pecados y predicar sobre ellos, es tarea negativa. Esto no es así debido a que los pecados son obstáculos en el camino del amor a Dios que hay que remover para poder correr por él. Según Santo Tomás, “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”.
Desde los inicios de la Tierra, conocemos los pecados y las virtudes, pero alguna vez nos hemos preguntado ¿qué está antes? ¿Pecado o virtud?
Estas interrogantes, podemos responderlas con los conocimientos que nos ha dado la iglesia y también gracias a la fe que tenga cada uno de nosotros. Se piensa que el pecado es lo primero porque Eva comió de la manzana prohibida, que corresponde al pecado capital, lo que significa la culpa que priva al hombre de la vida espiritual de la gracia, y le hace enemigo de Dios y digno de la pena eterna. Pero tenemos que tener en cuenta que Dios nos creó a su imagen y semejanza, y por lo mismo viene antes la virtud, ya que Dios no comete pecados y está inmerso en un mundo de virtudes.

La presentación de los pecados y las virtudes dispone a la conversión de Dios y libera para correr por el camino de la caridad. La civilización moderna está edificada sobre los siete pecados capitales y los ha convertido en cultura tanto así como para llevarlos al cine. Son una universidad popular de todos los vicios a la vez que desconocen, cuando no desacreditan o toman a burla, todas las virtudes; hasta el punto de que la misma virtud, se desprecia. Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan. Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismo; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: ‘De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre’ (Mt 15,19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado.
Como afirma san Pablo, ‘donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia’ (Rm 5, 20). Pero para hacer su obra, la gracia debe descubrir el pecado para convertir nuestro corazón y conferirnos ‘la justicia para la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor’ (Rm 5, 20-21). Como un médico que descubre la herida antes de curarla, Dios, mediante su palabra y su espíritu, proyecta una luz viva sobre el pecado.
La tentación que aparta del amor a Dios, no sólo surge dentro del alma del individuo, sino que le hace violencia desde fuera, desde la cultura, desde el mundo que organiza los siete pecados en forma de civilización y pone sitio al alma justa o que pretende serlo. Los pecados capitales no son hechos morales exclusivamente, sino que radical y principalmente hechos religiosos.
¿Cuan opuesta está la virtud de los pecados? Para hablar de esto, tenemos que tener en cuenta que hay dos clases de virtudes: las virtudes teologales, que son aquellas relacionadas con Dios, y las virtudes humanas o morales. Las segundas, son las que vencen a los pecados capitales, por lo tanto, estas se oponen a los pecados. En cambio, las virtudes teologales son tres: Fe, Esperanza y Caridad.
Tener fe es aceptar la palabra de otro, entendiéndola y confiando que es honesto y por lo tanto que su palabra es veraz. El motivo básico de toda fe es la autoridad (el derecho de ser creído) de aquel a quien se cree. Este reconocimiento de autoridad ocurre cuando se acepta que una persona tiene conocimiento sobre lo que dice y posee integridad de manera que no engaña. Hablamos de fe divina cuando es Dios a quien se cree. Se trata de fe humana cuando se cree a un ser humano.
La esperanza es una virtud teológica infusa, recibida en el bautismo junto con la gracia santificante. Tiene como objeto primario la posesión de Dios. Por la esperanza deseamos la vida eterna, es decir la visión de Dios en el cielo. La esperanza nos da confianza de recibir la gracia necesaria para llegar al cielo. El fundamento de la esperanza esta en la omnipotencia de Dios, Su bondad y Su fidelidad a Sus promesas. La virtud de la esperanza es necesaria para la salvación.
Caridad es la virtud sobrenatural infusa por la que la persona ama a Dios sobre todas las cosas por si mismo (no por interés) y ama al prójimo por Dios. Se basa en fe divina y no se adquiere meramente por esfuerzo humano. Puede conferirse solamente por gracia divina. Por ser infusa junto con la gracia santificante, es frecuentemente identificada con el estado de gracia. Por lo tanto, quien ha perdido la gracia sobrenatural de la caridad ha perdido el estado de gracia, aunque puede que aún posea las virtudes de la fe y la esperanza.
En conclusión, podemos decir que pecado y virtud, pueden oponerse siempre y cuando hablemos de virtudes humanas y no teologales. Para cada pecado hay una virtud que se le opone para poder vencerlas. Para la soberbia tenemos la humildad, la generosidad vence a la avaricia, para la lujuria, está la castidad, para la ira; paciencia, la templanza se encarga de vencer a la gula, la caridad, que al mismo tiempo es virtud humana y teologal, vence la envidia, y por último para la pereza está la diligencia. Seamos capaces de poder vencer todos aquellos pecados que se nos presentan en nuestra vida y tengamos la fuerza para pensar en Dios, y guiar nuestra vida por el camino de la fe y así poder llegar a la plenitud señalada por la promesa de Cristo: "Escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño y un solo pastor" (Jn 10, 16).

Macarena Müller

8/09/2006

Defensa del pecado

Cuando el mayor pecado es considerarse virtuoso.

Vivimos en un mundo polarizado, donde nos guste o no, las ideas tienden hacia dos corrientes de pensamiento, tan opuestas entre sí, que difícilmente vemos la conexión entre estas. Desde un comienzo, el ser humano ha catalogado el mundo con una conceptualización bastante clara: bien y mal. Siguiendo este orden de cosas, obtenemos más tarde los frutos de cada una de estas fuerzas: virtud y pecado, correspondientemente.
Debido a un concepto que llamamos moral: “Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia.” (RAE) nos encontramos calificados para ordenar en un sistema totalitario nuestras acciones, y por qué no, las del resto.

Es de esta forma como se llega al concepto de los Pecados Capitales, nombrados así por Santo Tomás de Aquino. Los pecados capitales son siete, y su clasificación se debe a que se consideran originadores de otros vicios menores, pero no por ello, menos importantes a la vista crítica de la sociedad. Estos pecados, podrían considerarse extremos y hasta absurdos, sin embargo, no es en ellos, sino que en uno mucho más común y corriente del que voy a hablar, que debido a su naturaleza, debería considerarse como "natural" de la personalidad: egoísmo.

El egoísmo se define como: “Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.” (RAE) Tomando esta definición, puedo preguntar ¿y qué tiene eso reprochable? Si el hombre no hubiera sido egoísta, en estos momentos podríamos estar seguros de que la raza humana, ya estaría extinta.

El deseo de vivir, ha sido la razón que más ha movido a los humanos a través de los años. Si no hay vida, las ambiciones pasan a valer nada, por lo tanto, lo primero que el hombre busca es: asegurar su propia vida, ya que su única certeza, es que un día va a morir. Esto explica, porque desde un principio, el hombre ya es egoísta, pues buscar su propia supervivencia es pensar en nadie más que en sí mismo.

El pecado se ha visto constantemente mancillado y utilizado de distintas formas, para destruir a las personas. Los pecados se detectan, y por lo tanto castigan, con mucha más rapidez y severidad que las virtudes, ya que cada hombre siente el deber de hacerle notar al otro sus faltas, para esconder las propias.
Mientras que una buena acción, sin tomar en cuenta los motivos que tenga, puede pasar desapercibida, pues se considera como la conducta correcta, el pecado inmediatamente resaltará, sin darle tiempo a su ejecutor de excusarse o explicar su proceder antes de ser juzgado. ¿Es esto justo?

Llamaremos virtud, a las acciones que van dirigidas hacia el bien del otro, con un carácter desinteresado de parte del ejecutor. En oposición a esto, llamaremos pecado a las acciones egoístas cuyo fin es en propio beneficio del ejecutor, sin tomar en cuenta el daño que pueda ejercer al prójimo.

¿Qué es una acción desinteresada? Una acción desinteresada es aquella que se lleva a cabo pensando solamente en el otro, sin importar yo.

Por principio, toda acción tiene consecuencias, y toda consecuencia tiene su lado bueno y su lado malo. Por lo tanto, cuando se plantea que una acción es desinteresada, se está escondiendo con palabras, el propio egoísmo tras nuestros actos. ¿Qué significa esto? Muy simple, así como no existe algo como una acción que no reporte un beneficio propio, tampoco existe un concepto, tal y como lo entendemos, de virtud. Pues con egoísmo, no puede haber virtud, los que nos deja en una problemática.
Por lo anteriormente sostenido, el hombre no es capaz de obrar sin pensar en sí mismo, por lo tanto, no tiene la capacidad de ser completamente desinteresado lo que lo lleva a la imposibilidad de ser virtuoso. ¿Y entonces por qué condenamos al pecado si no somos capaces de obrar según su contrario? Por hipocresía. Sostenemos ser rectos, pretendemos ser altruistas y aún así seguimos sin admitir que detrás de todo aquello, se esconde el egoísmo.

Como un ejemplo de ello, pondremos un acto tan bien mirado por los ojos de la sociedad, que rápidamente es catalogado de virtuoso: donación de órganos. ¿Qué razón puede impulsar a una persona a donar un órgano? En el caso de que este pueda salvar a un ser querido, es un acto egoísta, pues se hace con el único motor de cumplir los propios deseos, que efectivamente, son evitar que el otro siga enfermo o en consecuencia muera. Cuando hablamos de una donación de órganos de alguien que ha muerto, el acto puede ser aún más egoísta, ya que la persona dona sus órganos cuando éstos ya no tienen valor para él/ella ¿y qué virtud se encuentra en tal acto? No es desinterés, es practicidad.

Mas, en este caso, el egoísmo no implica, maldad, por lo tanto no podríamos llamarlo pecado, ya que como anteriormente fue dicho el pecado es la acción egoísta cuyo fin va en beneficio de su ejecutor, sin tomar en cuenta el daño a terceros. Sin embargo, en el ejemplo anterior, no se produce daño a terceros, sino que beneficio, salvar la vida de un ser humano, lo que es un acto virtuoso, pero a la vez ¿malo?

No.

El egoísmo no implica pecado, así como tampoco implica maldad. El egoísmo es la simple expresión de los deseos humanos, orientados a una mejora en la vida de cada uno. Ser egoísta no significa una conducta censurable, sino que altamente entendible, al estar dirigida al bienestar. De no ser egoístas, no podríamos considerarnos ambiciosos, y la carencia de ambición nos llevaría a una vida plana, y considerablemente más atrasada, ya que los grandes descubrimientos que se han hecho a través de los años, todos impulsados por una ambición de conocimiento y entendimiento, no existirían.

“Egoísmo bien entendido es filantropía bien aplicada” Constancio C. Vigil.
Trini Casal

ensayo

¿Quién es el dueño de tus actos?

Toda la vida hemos escuchado de los famosos pecados capitales pero en realidad ¿Qué son? En su versión secular son vicios morales, sentimientos autodestructivos. Y en realidad si, tratan sobre los vicios más comunes e importantes del comportamiento humano, al menos, según el catolicismo.
A los hábitos de obrar, según el comportamiento humano, si son buenos se les llama “virtudes” y si son malos “vicios”.
Pero ¿Quién cataloga a las virtudes como buenas y a los vicios de malos?
Las virtudes, viéndolas en el ámbito de buenas, van extendiendo el orden de la razón y el dominio de la voluntad a todo el ámbito de obrar.
Las virtudes simplemente te hacen sentir bien, si las practicas en tu vida diaria, se vive de tal forma, que no molestas a nadie, no actúas de forma exagerada, y no necesitas nada más aparte de lo necesario, en todo sentido.
Si viviéramos aplicando cada día las virtudes seriamos totalmente felices, por supuesto, si es de forma natural porque, en el fondo, si actúas como “virtud” pero por dentro te mueres de ganas de hacer algo “vicioso”, actuar de forma mala, estas actuando de manera cínica, en cambio, si las virtudes salieran en forma natural, si todos potenciáramos las virtudes mas escondidas del fondo de nuestro ser, seria un mundo perfecto, sin vicios, ni pecados.
La vida es moralmente virtuosa si se tiene el hábito de la virtud, la practica habitual de las virtudes éticas, que consisten en un justo medio entre dos excesos, hace al hombre moral y lo dispone a la felicidad.
Los hábitos buenos –virtudes- consiguen que se vaya estableciendo el predominio de la inteligencia en la vida del espíritu. Los vicios dispersan las fuerzas del hombre, mientras que las virtudes las concentran y las ponen a su servicio.
Solo con esfuerzo, repitiendo muchas veces actos que cuestan un poco, se consigue el dominio necesario sobre uno mismo, esto se llama “fuerza de voluntad”.
Así, la persona que tiene virtudes es mucho mas libre que la que no las tiene, es capaz de hacer lo que quiere, mientras que la otra no. Solo quien tiene virtudes puede guiar su vida de acuerdo con sus principios, sin estar cediendo, ante la más pequeña dificultad o ante las solicitaciones contrarias.
Un mundo sin pecados seria el sueño de cada persona catalogada como normal, al pensar que el mundo debería ser mejor, sin guerras, ni odio, ni intolerancia y cosas por el estilo, pero en el fondo Dios nos puso en la tierra con nuestras virtudes y con nuestros vicios, y nos preguntamos ¿Por qué nos hace esto en vez de tener la posibilidad de ser un mundo de felicidad absoluta? Dios nos hace esta prueba para darnos la capacidad de decidir en realidad que deseo, partiendo por si quiero que en mí alrededor halla un ambiente agradable o si quiero un ambiente tenso, rancio. Gracias a que Dios nos hizo libres tomamos la decisión que en verdad deseamos, y a partir de esto, actuamos. Sin embargo estamos en un mundo lleno de injusticias, engaños, ira, obesidad, venganza, pobreza, estafas... ¿este es el sueño del ser humano? Si la respuesta es sí, que bajen las tasas de natalidad, porque la verdad es que nadie se lo merece.
¿Por qué si somos libres de actuar, la mayoría de la gente, y si todos deseamos felicidad y paz, es un mundo envuelto en estos pecados? Las personas quieren cada día un mundo mejor, y les entristece que a unos kilómetros de algún lugar que puede parecer perfecto haya alguna tragedia, aunque nos hacemos ciegos a esa visión. Preferimos quedarnos con lo que nos conviene, y tratar de que en realidad se arreglen nuestros problemas que son del tamaño de la nada comparado con otros problemas del mundo, preferimos no achicar nuestros problemas o lo que para nosotros parecen problemas, y darles mayor importancia de lo que en verdad necesitan.
¿Por qué lo malo es lo que llama más la atención? ¿Porque observamos portadas de revistas, diarios, noticias con conflictos amorosos, farándula, morbo, que son los temas que mas nos atraen?
Esto, es un resultado de la cultura chilena, lo básico, las cosas simples, lo superficial, es lo que mas leemos y sabemos, el ahondar y profundizar no nos interesa, y esto es un fiel reflejo de la publicidad, esta es la que nos invita, la que nos da la bienvenida a un pensamiento como tal.
Los pecados capitales, son tan simples de cumplir que siempre caes en su red, vivir en un mundo en el que te rodea de pecados e incertidumbre, no es fácil y menos si se quiere vivir en un ambiente “virtuoso”, “virtuoso” como concepto que contrapone a la palabra “pecado”.
Si siempre el pecador es el que es castigado, culpado, blasfemado ¿Por qué es tan simple actuar como tal? Los vicios y pecados te atrapan sin darte cuenta pero en realidad ¿es la culpa del pecado o de cada uno? No por el solo hecho de llamarse pecado es fácil de caer, la culpa es de lo que vives, de la forma de reaccionar, de la manera en que te tomas la vida, de las decisiones que tomas, lo bueno y lo malo, cada uno sabe lo que esta bien y lo que esta mal, según su conciencia, es esta la que te hace saber si lo que hiciste esta bien o esta mal.
En el fondo uno considera que fue pecador o que hizo un pecado gracias a la sociedad, esta es la que te hace darte cuenta o la que te culpa de tus acciones haciéndote sentir mal y arrepentirte de tus actos.
Pero en realidad cuando haces algo que no debería estar bien, uno mismo lo cataloga de mal y ahí es donde te arrepientes y te sientes culpable, el pecado es la respuesta a como nos sentimos después de una acción que cometimos.

Solo la persona que influye en ti para catalogar a tus actos de buenos o de malos, eres tu mismo.
Cada uno es responsable de que manera quiere ver sus acciones y la respuesta que tiene ante ellas.

Josefina Wielandt

La virtud del pecado

Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada. Pero ¿qué es el pecado?
El pecado actual es todo acto voluntario de pensamiento, palabra, obra u omisión contrario a la recta razón.
Es por esto que decimos que un pecado capital es “un vicio capital, aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”.
Para que haya pecado debemos suponer que hay un dios el cual nos da una ley que podemos infringir. Esa ley divina parece ser imposible de acatar cuando no estamos bajo el escrutinio de la gente que nos importa y hacemos un esfuerzo conciente para vivir dentro de esa ley cuando nos conviene. Pareciera que estos pecados son más bien nuestras virtudes.
Dentro de los pecados, existen o surgen argumentos como “la búsqueda de la verdad” dentro de una sociedad rodeada de vicios. La sociedad vive gracias a estos vicios que se convierten en virtudes y/o beneficios públicos. Permiten que la industria se mantenga. Es una sociedad pensada para dar gustos a quienes tienen deseos.
Estos deseos, fueran anulados, podrían traer consecuencias con industrias, etc. e incluso cambiar una sociedad formada así hace años.
Para que existan los pecados, deben existir también las virtudes, pero ¿cuál surge primero? Muchos dirían que de los pecados surgen las virtudes como el lado positivo, pero si pensamos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, esto quiere decir que Dios nos creó con las virtudes, y que por actos del ser humano, hemos llegado q encontrar y cometer pecados. Dentro de estos se distinguen los siete pecados capitales: la soberbia, el principal de los pecados capitales. Es la cabeza de “todos” los restantes pecados. Recordamos que por esta falta, según la teología cristiana, el hombre fue expulsado del jardín del paraíso. Luego la avaricia, “amor desordenado de las riquezas”, el crimen de la avaricia no lo constituyen las riquezas o su posesión, sino el apego inmoderado a ellas; “esa pasión ardiente de adquirir o conservar lo que se posee. La lujuria, el apetito desordenado de los placeres eróticos, la lujuria sería siempre un “pecado mortal” pues involucra directamente la utilización del otro, del prójimo, como un medio y un objeto para la satisfacción de los placeres sexuales. La ira, apetito desordenado de venganza siendo contrario a la razón. La gula, uso inmoderado de los alimentos necesarios para la vida, la gula es la manifestación física de un apetito más profundo y significativo. El que cae en las tentaciones de la gula, no sólo quiere consumir comida, quiere asimilar hacer suyo todo lo exterior. La envidia, desagrado o tristeza, que se concibe en el ánimo, del bien ajeno, en cuanto este bien se mira como perjudicial a nuestros intereses. La envidia es falta gravísima, cuando nos incomoda y angustia a tal grado el bien o los bienes materiales del otro, que deseamos verlo privado de aquellos bienes que legítimamente a conseguido y al que, nosotros, por nuestra impotencia, no hemos logrado conseguir. Y finalmente la pereza, que es la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia en cuanto tal, el ocio, más bien se refiere al “aburrimiento” que sentimos frente a la existencia toda, frente al hecho de existir y de todo lo que esto implica. La vida nos exige trabajo, esfuerzo para actuar según lo que se debe, esfuerzo que no es ni gratuito ni fácil.
Junto a todos estos pecados nos podemos dar cuenta que todos son de alguna manera, contrarios a lo que Dios nos enseñó, a cómo nos creo Dios, pero ¿porqué son éstos los pecados capitales?
Según Fernando Savater, los pecados tradicionales están presentes en nuestra vida diaria, algunos devaluados y otros con ciertas transformaciones. Pero cuando los relacionamos con los tiempos que vivimos, nos encontramos con infinidad de caminos que llevan a otras tantas preguntas que hoy se hace el hombre, y que tienen que ver con el sentido mismo de la vida y la trascendencia. Se mezclan en los pecados cuestiones religiosas, históricas, económicas, sociales, artísticas.Además de analizar con detenimiento los pecados y sus implicancias actuales, Los siete pecados capitales me permitieron intercambiar ideas con religiosos, escritores, actores, filósofos y personalidades que tienen inquietudes sobre la actualidad y el devenir de los seres humanos. También pude, casi como en broma, conversar amablemente con el propio Satanás. Defendió a cada uno de los pecados e intentó convencerme de sus beneficios para la humanidad, y para mí en particular.
En conclusión podemos decir que a pesar de que el pecado son aquellos actos o pensamientos del ser humano que reflejan algo negativo, deben haber surgido a través de las virtudes, es por esto que llamamos la virtud del pecado, ya que dentro de éstos mismos existe una virtud, con la cual fuimos creados por Dios, a su imagen y semejanza. A pesar de cargar todos con el pecado original, tenemos nuestras virtudes de las cuales aprendemos y por las cuales generamos esta sociedad.
Todo acto de amor y de fe por el cual se vuelve a Dios no es un acto aislado sino que tiene raíces en respuestas anteriores a las gracias.

Isidora Puelma O.

hombre, pecado y virtud

El hombre desde principios de su existencia, ha debido cargar con el pecado, que surge de una acción o pensamiento de un acto que no debía hacer, pero ¿Qué es el pecado?
Según la RAE, el pecado es una cosa que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido y según la iglesia católica es obra, palabra o deseo contrarios a la ley de Dios.
"Los pecados tradicionales están presentes en nuestra vida diaria, algunos devaluados y otros con ciertas transformaciones. Pero cuando los relacionamos con los tiempos que vivimos, nos encontramos con infinidad de caminos que llevan a otras tantas preguntas que hoy se hace el hombre, y que tienen que ver con el sentido mismo de la vida y la trascendencia.” (Fdo. Savater, “Los siete pecados capitales”)
Existen 7 pecados capitales, en los cuales esta principalmente inclinada la caída de la naturaleza humana, aunque es importante señalar que el término capital no se refiere a la magnitud del pecado, sino a que da origen a una gran cantidad de estos.
Según Santo Tomás de Aquino “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. (II-II: 153:4)
Pero el hombre no está formado solamente por pecados, sino también por virtudes, son en estas últimas donde encontramos la humanidad del hombre, pero ¿qué es la virtud? La definición entregada por la RAE dice que es una disposición constante del alma para las acciones conformes a la ley moral.
Durante toda nuestra vida hemos escuchado decir “Se equivocó, no importa, es humano”, refiriéndonos de esta manera a una humanidad errónea, sumergida en el pecado o en las malas acciones realizadas, lo humano de las personas está en el saber vivir de acuerdo a sus virtudes, detectando el deseo de avanzar en la santidad encontrando aquellas tendencias dentro de su corazón y examinándose sobre estos pecados, pero ¿ Por qué tenemos esta confusión?, ¿Qué porcentaje de pecado o de virtud es el que tenemos dentro? ,¿ Dónde empiezan y terminan los pecados del hombre?,¿Cómo podemos evitar cometerlos?, ¿ Qué podemos hacer para vivir conforme a nuestras virtudes? ¿Cuál es el peor de los pecados? ¿ Dónde nace el pecado?.
Son muchas las interrogantes que me vienen a la mente al hablar de este tema y quizás la mayoría de estas no tienen respuestas, pero sé que las virtudes son las que nos ayudarán a llegar a la felicidad y a la plenitud que Dios quiso para nosotros al crearnos a su semejanza, son ellas las que nos ayudarán a derrotar todos esos pecados o defectos que tenemos dentro de nosotros, será la humanidad que tenemos en el corazón la que nos llevará a darnos cuenta que aunque estemos repletos de defectos, no son estos los más importantes ni las características más esenciales del hombre y que a pesar de que sea eso lo que creamos y aunque estemos seguros de que estos son los medios más fáciles de alcanzar las cosas, estamos en un error porque el hombre no es solo pecado, también es virtud.
El filósofo Francés, Rousseau, nos propone: “ Todo es perfecto al salir de las manos del Creador y todo degenera en las manos de los hombres”. De acuerdo con esta creencia, el origen del mal no está en el hombre, sino en la sociedad, siendo muchas veces esta la responsable del mal comportamiento del ser.
Es importante señalar que el hombre puede elegir el camino que quiera, ya sea el del pecado o el de la virtud, Dios nos da estas dos opciones como forma de demostrarnos que somos libres, que Él no decide todo por nosotros, sino que nos ayuda y nos da las herramientas para salir adelante sea cual sea nuestra elección, aunque elijamos el camino equivocado él está presente tratando que nos demos cuenta de nuestro error, y que confiemos en las cosas buenas que tenemos dentro, para así salir de los malos pasos y volvernos personas que viven conforme a su santidad. Pero ¿ Cómo nos damos cuenta cual es el buen camino? ¿ Cómo podemos saber cuales son nuestras virtudes y cuales nuestros defectos? ¿ Cómo podemos lograr escoger el mejor camino?.
Como dije anteriormente en este texto, el hombre esta formado por virtudes y por pecados, los cuales nos llevan a hacer acciones “buenas o malas”, dependiendo de lo que escojamos, pero pienso que el camino que nos dará mayor felicidad es el de las virtudes, ya que todo lo que hagamos será de buena manera, pensando en el bien propio tanto como en el de los demás, al hacer las cosas, por ejemplo, con amor o con alegría le demostramos al otro que lo queremos y que no esperamos nada a cambio por lo que acabamos de hacer, en cambio al hacerlo de forma “egocéntrica”, es decir, pensando solamente en un bien propio, queriendo demostrar únicamente que somos los mejores para hacer las cosas, nos sumergimos en un mundo lleno de soberbia, siendo este para mí, el peor de los pecados.
La soberbia consiste en una estima de sí mismo, o amor propio indebido, que busca la atención y el honor. Yo pienso que es el creerse mejor que los demás, el pensar que todo lo que decimos o hacemos es lo mejor que hay, dando por hecho, que no hay nadie que nos pueda superar. Creo que es el peor de todos, ya que puede lograr opacar cada una de las virtudes que tengamos, ya que no nos permite pensar en lo que puedan sentir o necesitar los demás.En conclusión, el hombre es totalmente pecado y virtud, y depende de cada uno que camino quiere optar, a lo mejor un buen consejo es el de elegir el de la virtud ya que en él es mayor la posibilidad de encontrar felicidad. No debemos olvidar que todos somos humanos y podemos cometer errores, pero la humanidad del ser humano está en darnos cuenta de esto, de saber vivir buscando nuestra propia santidad, buscando y aprovechando cada una de las virtudes que tenemos dentro.

María Paz Fernández S.
(1.039 palabras)

pecar es bueno

Pecar es bueno

Desde la antigüedad el siete ha sido considerado un número mágico 'Siete', el más elevado de los números primos de la década, el número de los conocidos “Pecados Capitales”, es símbolo de conflicto irreducible. ¿Qué quiere decir con irreducible?, ¿Qué no puede ser reducido, que no es perdonado?
El pecado, es consecuencia de un mal actuar del hombre, una respuesta a los vicios, que sea considerado capital, no está relacionado con la magnitud del pecado cometido, sino que da origen a otros pecados. “Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable y para cumplirlo el hombre comete muchos pecados, todo los cuales se dice son originados en aquel vicio principal. Es decir, los vicios son considerados pecados, excesos de cosas, y todo exceso es malo, por lo tanto es considerado pecado. El pecado en sí no es pecado, sino el exceso de este.
Pero no para todos los pecados significan lo mismo, ya que para un católico, los pecados son mortales, pero para una persona no católica ¿Qué es pecar?. Mientras que para los hinduistas, el placer máximo, se consigue mediante el pecado. De esta manera, podemos ver que el pecado tiene diferentes significados, dependiendo de la persona.
Los pecados son considerados “malas acciones” del hombre, o vicios que éste tiene, pero si no existiera el placer del ser humano, llevaría a consecuencias, y que no están relacionado con el pecado en sí, sino con las personas. Qué sucedería si el hombre no tuviera vicios, si no tuviera deseos de consumir, o de tener más que otros, o la necesidad de tener lo que los otros tienen, no existiría la competencia económica, mucha gente se vería afectada financieramente. Ésta es otra manera de ver el pecado, pues ya como dije anteriormente, tiene diferentes maneras de interpretarse.
Para un católico, pecar es sinónimo de infierno, de maldad máxima, es un impedimento para el encuentro con Dios, pero si fuera realmente un obstáculo para la llegada a Dios, por qué entonces creó los pecados, los pecados fueron creados para cometerse, para aprender de estos y así llegar a lo opuesto del pecado, la virtud.
Si el mal no fuese conocido, el bien no tendría sentido, ya que las virtudes existen por el resultado del pecado. Por ejemplo la humildad es el resultado de la soberbia, la generosidad es resultado de la avaricia y así igual, con los otros cinco pecados restantes, las virtudes no existirían sin los pecados que comete el hombre y que pueden ser perdonados con la virtud opuesta al pecado cometido.
El hombre está en una constante lucha entre el pecado y la virtud, ya que está todo el tiempo siendo tentado para cometer pecados, el hombre es quien toma la elección si caer en esta tentación o por el contrario, dejarlo pasar.
Pero qué sucede cuando el hombre tiene demasiadas virtudes, y carece de pecados, sería un hombre ideal, a simple vista, pero ¿Es lo mejor? ¿Es bueno escasear de pecados y tener demasiadas virtudes? Según la doctrina cristiana, el único “ser existente” perfecto es Dios, quien no tiene pecados, y solo virtudes posee, por lo tanto el hombre debe tener tanto pecados como virtudes, pero qué sucede cuando una sobrepasa al otro.
Es claro que tener pecados no es lo mejor, y quien tiene más virtudes que pecados, está en lo correcto, pero hay quienes no toleran personas que se hacen llamar perfectas por creer que cometen más virtudes que pecados. Y concuerdo con una frase del conocido dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Poquelin Molière “Prefiero un vicio tolerante a una virtud obstinada”.
También es cierto que a una persona con pecados, no se le juzga como a una persona que no posee virtudes ¿Por qué esto? ¿Acaso es mejor poseer pecados a no poseer virtudes? Me baso en una frase de un conocido escritor francés, François de la Rochefoucauld y que me llamó, particularmente, la atención, “No se desprecia a todos los que tienen vicios, pero sí a los que no tienen ninguna virtud” Esto quiere decir que el hombre no piensa en el momento de juzgar lo que está juzgando, ya que si pensamos en la frase, es cierto, generalmente se piensa que una persona es más “mala” que otra, por no poseer virtudes, que es casi considerado más malo por no tener virtudes y no se piensa que tal vez esa persona que no posee virtudes, o que la gente no sabe cuáles posee, no comete pecados, mientras que hay gente que realmente comete constantes vicios y es mejor evaluada que otros. Pero si analizamos, Dios creó a cada ser humano con virtudes, por lo tanto, todos poseemos de éstas, creo en particular juzgar a alguien por no tener virtudes, es juzgar incorrectamente, ya que tal vez no las da a conocer, o no saben que existen, pero si posee, por el contrario los pecados son cometidos por el hombre, son evitables, el ser humano no nace con pecados, los crea él mismo. Por lo mismo en el momento de ser juzgados y juzgar, hay que pensar en estas interrogantes, si es mejor quien no posee virtudes, o el que posee más pecados.
Pero ¿Por qué es tan fácil cometer pecados y tan difícil tener virtudes? Es cierto, caer en la tentación es irresistible, todos caemos, no hay nadie que alguna vez en su vida no halla caído en un vicio, pero ¿Por qué es tan fácil caer y tan difícil abstenerse? ¿Por qué no son así de fáciles conseguir las virtudes? Al hombre le cuesta ceder y toma el camino más fácil, pecar. Como dijo Cervantes “La senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso”.
Para mi en particular, los pecados son una mezcla de todos los pensamientos, concuerdo con un católico, pecar es un impedimento para el encuentro con Dios, que pecar es un acto egoísta, es una instancia en que uno cree que vive solo en el mundo y piensa solo en si mismo. Pero también creo que pecar, de vez en cuando, es un placer que uno debe darse, como piensan los hinduistas, el pecar es el placer máximo, tal vez cometer un acto de exceso, no es malo, siempre y cuando no afecte a otros. También creo haberme dado cuenta, de quien posee virtudes y no pecados, o eso es lo que piensan, no es lo mejor, creo que pecar es un acto humano, que Dios lo puso en el camino del hombre, que están ahí, imposible dejarlos pasar, el hombre no es perfecto, no debe ser perfecto, debe poseer tanto pecados, como virtudes. Y como dijo el filósofo Italiano Lucio Anneo Séneca “Al comienzo fueron vicios, hoy son costumbres”.

Daniela Toro C. lllºC

Como lograr una mejor sociedad

Como lograr una mejor sociedad
Basándome en la idea de que “hay gente que resalta más sus pecados que sus virtudes” puedo encontrar la manera de cómo lograr una mejor sociedad en estos tiempos. Quizás suene un poco negativo decir que hay personas que resaltan más sus pecados que sus virtudes, sin embargo, muchas veces nos encontramos con personas que podemos describirlas como enojonas, envidiosas, soberbios o perezosos entre otras malas características y es por esa razón que creo que lo que digo es cierto. Por otro lado hay personas muy virtuosas pero es por esta razón que al cometer un pecado resalta mucho más que cuando no caen en ellos. Si analizamos pecado por pecado nos daremos cuenta de que todos se contrarrestan con una virtud. La soberbia se contrarresta con la humildad.Es mucho más común oír de personas soberbias que de personas humildes y creo que la solución a este problema es crear un espíritu de humildad en las personas.
La avaricia se contrarresta con la generosidad.Me sorprende la cantidad de personas que son caracterizadas como personajes avaros y es increíble la cantidad de oportunidades que se nos dan para ayudar y ser generosos con los más necesitados por esto es muy triste pensar que muchas personas no son capaces de aprovechar aquellas oportunidades.
Así podría hablar de cada uno de los pecados pero para poder llegar a mi conclusión con estos dos es suficiente porque pasa algo parecido con cada uno de ellos y es muy grande el gran cambio que podemos hacer en nuestra sociedad cambiando el defecto por la virtud.
La lujuria se contrarresta con la castidad.
La ira se contrarresta con la paciencia.
La envidia se contrarresta con la caridad.
La gula se contrarresta con la templanza (moderación)
La pereza se contrarresta con la diligencia (actividad)
Como podemos observar por cada pecado hay una virtud que lo contrarresta entonces podríamos definir a las personas por esa virtud en vez de por ese pecado y es eso lo que quiero lograr con este ensayo. Porque podemos transformar cada pecado en una virtud y así lograr una mayor armonía en la forma de vivir de nuestra sociedad por ejemplo transformar a una persona perezosa en una diligente y así lograr más eficiencia.
Con esto podríamos describir de una manera mas positiva a la gente que nos rodea. Y encuentro necesario y muy importante que la gente este informada sobre las virtudes que contrarrestan el pecado para así poder transformarlo y ayudar a crear una mejor sociedad y una forma de vida más agradable.
Y es así como nos damos cuenta de que muchas personas son caracterizadas no por sus virtudes sino por sus pecados y eso no es algo que me alegre mucho porque demuestra lo negativos que somos como sociedad y que no somos capaces de mirar el lado positivo de las personas. Por otra parte nos hace notar que hay una falta de virtudes en nuestra sociedad porque generalmente describimos a las personas por sus pecados y no al contrario por sus virtudes.
Si nos detenemos más en la ira podemos ver la definición de Fernando Savater que dice: “El pecado de la ira es una cuestión de grados. Es un movimiento, una reacción que puede indicar simplemente que estamos vivos y por lo tanto nos revelamos contra injusticias, amenazas o abusos” también afirma que la ira de vez en cuando es algo positivo siempre y cuando podamos controlarla y es ahí cuando debemos usar la paciencia que es la virtud que se contrarresta con ese pecado. Si nos detenemos en la película los siete pecados capitales nos daremos cuenta de las terribles consecuencias que trae el pecado de la ira cuando no es controlado. En el caso del protagonista cuando asesina al hombre que mato a su mujer y ese hecho trajo muchas consecuencias negativas para el.
Por otra parte podemos decir que los seres humanos somos pecado y virtud, pero ¿por que resaltar el pecado y no la virtud?¿no seriamos una sociedad mas positiva y feliz si este fenómeno ocurriera al revés? Yo creo y siento que así seria porque si nos dicen que somos generosos en vez de avaros posiblemente el primero seria un comentario mejor.
También me pregunto por que no existen las 7 virtudes capitales si los 7 pecados capitales desde ahí comenzamos a pensar en el pecado y no en la virtud y también nos podemos dar cuenta que en los 10 mandamientos muchos aparecen en forma negativa por ejemplo no matar en vez de decir cuidar tu vida y la de los demás entonces este sentimiento negativo se remonta hace muchos años pero me gustaría mucho que ese modo de pensar cambiara de alguna manera y fuéramos una sociedad mas positiva.
Concluyendo puedo decir que para tener una mejor sociedad necesitamos personas que resalten mas sus virtudes que sus defectos o pecados como quieran llamarles como también necesitamos personas que resalten las virtudes de las demás personas y así tener gente mas positiva y feliz con una autoestima más grande. Esa es la manera de construir una mejor sociedad y tener una mejor calidad de vida. Por otro lado son los defectos los que deberíamos de alguna manera eliminar con las virtudes y así lograr mejores personas para tener una mejor sociedad.
::Trini::

La raíz e influencia del pecado

¿Qué es lo que nos mueve a pecar? ¿Es la naturaleza del hombre pecadora y por tanto “imperfecta”?. Generalmente nos preocupamos por la prevención, la gravedad y la redención de los pecados, pero ¿Es posible un mundo humano sin pecado? Esto puede ser visto más bien como una utopía, ya que desde los comienzos del hombre éste ha estado ligado a la tentación y los vicios. Lo que intentaré plantear en este ensayo es que la tendencia a pecar se encuentra dentro del ser humano, pero son el entorno, la sociedad, las tentaciones (en definitiva, agentes externos) los que condicionan y permiten el pecado. Además, ahondaré en percepciones que han cambiado a lo largo de la historia, como lo son la del perdón de los pecados y la imagen que se tiene de la muerte, para entender un poco mejor la influencia que tiene el elemento de los pecados en lo que ha sido y es nuestra sociedad.
Pero sin duda la percepción de estos vicios y del acto pecaminoso ha ido cambiando a lo largo de la historia de la humanidad, a medida que nuestras estructuras sociales se van centrando en elementos distintos. Hoy en día, un elemento muy trascendente es la sociedad de consumo que nos envuelve a diario. Si bien la concupiscencia (apetito desordenado de placeres deshonestos) se encuentra dentro de nosotros, para que el acto de pecar se lleve a cabo deben existir tentaciones o influencias del medio, es decir un móvil externo a nosotros. Lo que quiero decir es que si no hubiera posibilidades de cometer un pecado, por lógica no se haría; si bien existen personas con una mayor inclinación al acto de mal que otras. Bajo esto entendemos que el pecado va también ligado al deseo, a las ansias de poseer algo o alcanzar algo. Si estas cosas no fuesen deseadas, no habría intención de perseguirlas y por lo tanto el hombre no caería en sus faltas.
Otro elemento a considerar es la intención del acto, lo que aduce directamente a la conciencia moral del individuo. Si para una persona con una conciencia ingenua o con una mente trastornada es natural matar, no es comparable de la misma manera al acto de un criminal plenamente consciente de lo que hace, del mal que provoca y de las consecuencias que su acto tiene para los demás.
La naturaleza del pecado está también condicionada por la sociedad, ya que muchas veces es ésta la que condena la gravedad de nuestros actos. Hay elementos y consideraciones que se alteran con el paso del tiempo o al situarnos en distintas sociedades, las que tienen distintas percepciones y escalas de valores. Esto quiere decir que el círculo hermenéutico en el que nos encontremos también pasa a determinar la consideración que se tenga de nuestros actos, las acciones toman valores distintos dentro de distintas sociedades o religiones. Esto se ve en primer lugar con los cambios de época, pasando de una sociedad que condenaba duramente los malos actos (según Bossy, “los siete pecados capitales se utilizaron para sancionar los comportamientos sociales agresivos y fueron, durante mucho tiempo, el principal esquema de penitencia, contribuyendo en modo determinante a la pacificación de la sociedad entonces”), a un mundo un poco más “ligero”, en el cual cada uno se preocupa más bien de sí mismo y puede desentenderse de lo que digan la sociedad o la Iglesia, ya que no ve una amenaza real y concreta que se le presente al pecar. Podemos decir además, entendiendo que un pecado se comete contra alguien, que, si estuviéramos completamente solos, es decir no inmersos en una sociedad, no habría opción de cometer un pecado, ya que no tendríamos contra quien hacerlo.
Pero ya cometido el pecado, nos queda la pregunta ¿Cómo logramos ser “perdonados” de nuestras faltas? ¿Está este perdón dentro de nosotros mismos o es algo que viene de parte de Él? Yo creo que, a la larga, se necesita de ambas. Porque para un creyente, aunque él mismo se sienta aliviado y tranquilo con su conciencia, sin duda el saber que para los principios de su religión él no está libre de pecado lo afectará y lo hará sentirse apesadumbrado aun a pesar de lo que él piensa. La base del perdón de los pecados se centra en la reflexión, comprensión de lo realizado bajo la propia conciencia y el reconocimiento verdadero de la falta, asumiendo las faltas cometidas y con el posterior arrepentimiento honesto y sincero, con deseos de, por ejemplo, remediar el mal hecho. Esta percepción del cómo influye en nosotros el pecado y cómo se nos es perdonado ha variado con el tiempo, pasando de una valorización más comunitaria a una más personal e individual, más de introspección y autoconciencia.
El sacramento de la reconciliación es un medio para encontrar dentro de uno mismo las respuestas al abrirse un diálogo con el intermediario de Dios, el cual a la vez también guía al confesado para que pueda llegar a sus propias conclusiones y le entrega respuestas y calma, mediante la absolución. Pero no podemos omitir un pasado oscuro de la Iglesia, durante el cual ésta ofrecía a sus devotos el perdón de los pecados a través del pago de ciertas sumas de dinero, “producto” conocido como indulgencias; lo cual no era más que un acto de lucro, cuyos frutos se veían luego en la construcción y mejora de lujosas iglesias. Esta y otras formas de actuar de la Iglesia fueron duramente criticadas por Martín Lutero, quien junto a otros muchos proyectos publicó en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg unos avisos que condenaban la acción de la Iglesia y proponían nuevas medidas y procedimientos.
Tomando un punto de vista muy comentado y famoso desde sus tiempos hasta hoy en día, podemos acudir a la obra de Dante “La divina comedia”; la cual nos muestra cómo luego después de la muerte el protagonista va en busca de su amada, Beatriz, la cual se encontraba en el paraíso, es decir donde estaban los libres de pecado. Es así como Dante va recorriendo los tres distintos mundos hasta llegar al paraíso, donde encuentra el verdadero fin de la vida. El significado de su obra nos muestra cómo en la época del barroco, para los hombres la vida no era más que una preparación para la muerte, una especie de viaje de transición entre la vida terrenal y la auténtica acción de vivir. Para la gente de esa época, entonces, durante la vida debían honrar a Dios actuando como buenos y cristianos, hacer méritos para ganarse el cielo luego de la muerte. Hoy en día, debemos entender la muerte como parte de la vida. Es decir que si amamos la vida, debemos asumir y respetar también la muerte, ya que es parte de nuestra existencia en la tierra.
Es así como, a través de esta reflexión, he llegado a afirmar lo que pensaba; es decir, que el hombre se ve altamente condicionado por su ambiente a la hora tanto de pecar como de ser juzgado, lo que influye a la vez en cómo lleva su vida y cómo se desenvuelve en su sociedad; y me di cuenta de qué tan influyente es el tema de los pecados y del buen o mal obrar en nuestras vidas, ya que mediante éstos nos planteamos patrones de conducta y obra, además de metas en nuestras vidas. También, con la inclusión de los temas del perdón y la muerte, logré englobar mejor el tema, pudiendo así tener una concepción más amplia de la influencia que tienen temas o discusiones religiosas en nuestras vidas, cómo éstas pueden cambiar dependiendo de nuestras ideología o la de quienes nos rodean.



M. Ignacia Alvear, IIIº C

La virtud detrás del pecado

Los pecados capitales tratan de los vicios más comunes, o más importantes, del comportamiento humano.”Estos están presentes en nuestra vida diaria, algunos devaluados y otros con ciertas transformaciones. Pero cuando los relacionamos con los tiempos que vivimos, nos encontramos con infinidad de caminos que llevan a otras tantas preguntas que hoy se hace el hombre, y que tienen que ver con el sentido mismo de la vida y la trascendencia. Se mezclan en los pecados cuestiones religiosas, históricas, económicas, sociales, artísticas y varios factores del mundo actual.”. (Fdo. Savater, 7 pecados capitales)
Todos los pecados son abominables, la soberbia hace más dura la caída; La ira precede a la violencia y a la guerra; La avaricia obra en el acto de despojar al que no tiene; La prodigalidad, incluida por Dante en el infierno, hace más pobres a los desposeídos; Y la envidia, sentimiento verde, es el único pecado que no se disfruta, pues el envidioso sufre con la felicidad, el éxito o la fortuna del envidiado.

Hoy en el mundo, cada día hay más ira, esto se debe a que cada vez las personas tienen menores niveles de paciencia y reflexión. Según la RAE ira significa: pasión del alma, que causa indignación y enojo; también apetito o deseo de venganza.
En el cristianismo se considera a la ira como el producto de "un apetito desordenado de venganza".
Para mi la ira es una reacción que se experimenta cuando nos falla algo que esperábamos, algo con que contábamos. Toma la forma de rabia, hostilidad, de agresión contra alguien o incluso de silencio amenazante; no se trata simplemente de un enfado o irritación. La ira también está relacionada con los fracasos, las frustraciones, los conflictos de cada persona.
La ira al mismo tiempo es debilitante. Físicamente puede producir hipertensión, úlceras, urticaria, insomnio, cansancio e incluso enfermedades cardíacas.
La ira puede ser explícita, es posible observar la reacción, o implícita cuando la persona guarda el sentimiento y no lo expresa, acumulando odio y sentimientos destructivos, que al no ser expresados pueden ser más dañinos cuando afloren.
El enojo, la ira y el odio son términos que aluden a la misma emoción en diferentes grados de intensidad. El enojo suele asociarse al grado menos intenso, ya que es solo una actitud, un estado. La ira, representa una forma intermedia y el odio la forma más intensa y destructiva. Cuando uno comprende que no son emociones distintas sino diferentes grados de lo mismo, que los límites son difusos y que se puede pasar de un estado al otro fácilmente, uno centra su atención en la emoción en si y en su proceso de resolución

Pese a que la ira es un pecado, se le puede también atribuir a Dios. Hay un pasaje en el Evangelio, donde Jesús, enfurecido expulsa a los mercaderes que estaban vendiendo en el Templo. Esa ira de Jesús, se justifica ya que para El la actividad que estaban desarrollando esos hombres atentaba contra la santificación de la casa de Dios. Ese gesto descontrolado de Jesús es considerado como un ejemplo de Santa Cólera. Es por eso que podemos considerar que existe una ira buena que es la que tiende a suprimir el mal y reestablecer el bien.

Como sabemos que la ira es la pasión del alma que causa indignación, podemos indignarnos por algo, pero al mismo tiempo lograr cosas buenas; si te pones a reflexionar sobre el hambre en el mundo y llegas a la conclusión de que se trata de una situación indignante, intolerable para una persona decente optas por buscar una solución.Y esto nos hace darnos cuenta de lo que pasa alrededor, por ejemplo uno puede sentir ira contra la injusticia de la sociedad o la desigualdad y quizás al tener esa rabia se intenta resolver los problemas como la pobreza en Chile u otros países del tercer mundo. Es solo esta forma de la ira, la que tiene por objeto la defensa de un bien común o de la vida la que logra que mucha gente pueda cumplir sus sueños como la vivienda propia, gracias a campañas como un techo para Chile, Chile solidario, etc.

Pero la ira como pecado capital es aquella cuyo objetivo final destruye ya que tiene como consecuencia la violencia, y es precisamente eso lo que lleva a que la sociedad no pueda vivir en paz, a los atentados, guerras, maltratos familiares, y hasta aspectos más cotidianos como la cesantía, al reaccionar de mala manera por alguna situación en el trabajo.
La mejor manera de controlar la ira es pensando antes de actuar y teniendo paciencia.
Como todas las emociones, la ira es resultante del pensamiento. No es algo que simplemente sucede. Cuando el ser humano se enfrenta con circunstancias que no van por donde él quisiera que fueran, se produce la frustración y en otros casos la reacción de enfado o más aún de ira, donde se busca un desquite.
Pero la ira, como todos los otros pecados, tiene una virtud que la contrapone, a través de la ira se llega a la paciencia, la persona que carece de esta virtud, suele ser una persona que “explota” fácilmente y sin mayor provocación, por lo tanto las personas no se acerca a alguien con esas características, por miedo a la reacción que pueda tener. Es por esto, que una persona que carece de paciencia, se ve asilada, lo que para su vida, en relación con los demás se ve sumamente afectada. Uno no ve la importancia de la paciencia en lo cotidiano, la gente no se detiene a pensar qué sucedería si actúa de tal manera, no piensa en las consecuencias que un acto de violencia puede traer.
El tiempo que deberíamos darnos para pensar, podría ser la solución a una gran cantidad de problemas sociales o en nuestra propia vida, darnos este tiempo y reflexionar antes de actuar para así descubrirle el lado bueno a los problemas, porque como dice la famosa frase “no hay mal , que por bien no venga”, de todo problema podemos aprender algo.

Podemos concluir de esta manera, que los pecados capitales son “factores” los cuales nos llevan a la destrucción del bien o la falta de paz en el mundo, pero al desarrollar este texto y concentrarme en uno de estos, en este caso la ira, me doy cuenta que a todo pecado podemos encontrarle su lado positivo y así encontrar una mayor felicidad.



Catalina Lagos
(1070 plabras)

Los pecados como origenes de la virtud.

Desde hace siglos el hombre ha considerado la envidia, soberbia, pereza, avaricia, gula, lujuria y la ira como pecados capitales.
Sin embargo, no se ha considerado que tres de estos son excesos del cuerpo y no defectos del alma.
En este caso tendríamos que considerar a la envidia, ira, avaricia, soberbia y quizás pereza como defectos del alma que hay que evitar ,cultivando las virtudes contrarias a estos.
En cambio, no podemos considerar la gula, lujuria y pereza como pecados capitales ,porque estos son excesos para satisfacer el cuerpo e impulsos que a veces no podemos controlar porque no están en nuestra mente, sino en nuestros instintos.
Somos seres humanos, tenemos impulsos que nos llevan a realizar actos naturales para los cuales nos sentimos atraídos, pero estos son impulsos que a veces nuestros cuerpos no pueden controlar y no tenemos conciencia de lo que estamos haciendo, pero no porque queramos hacer daño a propósito sino que simplemente nos dejamos llevar y no medimos las consecuencias de nuestros actos.
Cuando me refiero a que pereza podría ser ambas, lo digo porque no en todas las ocasiones de pereza el individuo se echa porque no tenga ganas de realizar una determinada acción, sino que, puede que el sujeto este cansado y su organismo no le permita realizar la accion ,entonces prefiere descansar para recuperar fuerzas y rendir mejor después.
Entonces podemos llamar perezoza a la persona que frente a cierto obstáculo prefiere quedarse contemplandolo y no hace nada por arreglarlo.
Ahora, si nos vamos los otros pecados, tampoco podemos condenarlos como capitales que debemos evitar ,pero ¿Porqué no los podemos condenar? Partiré diciendo que si no los cometiéramos no podríamos tener consecuencias buenas de estos.
Mi primer ejemplo es la ira, como todos la conocemos la ira causa indignación, enojo o deseo de venganza. Obviamente luego de una definición así todos concluimos que la ira es mala, pero yo creo que también es necesaria y me atrevería a decir que buena hasta cierto punto. A una persona le pueden dar rabia muchas cosas, por ejemplo la burla , la venganza contra ella, que no le resulten sus metas, no tener libertad para elegir, que asesinen a un ser querido o tener alguna enfermedad que atente contra la vida, pero vayamos a los tipos de rabia como discriminación social o que haya gente viviendo en las calles, estas son las rabias que nos llevan a pensar en soluciones, ya que si uno fuera una persona pacifica que nada le afecta vidas más fáciles pero también más vacías, por que si nada nos afecta tampoco estaríamos pensando en el dolor de los demás ni trataríamos de ayudar al prójimo, por eso creo que estos tipos de rabia son sanos y mi mejor ejemplo es San Alberto Hurtado, a él le dio rabia que hubiera tanta injusticia en Chile, tantos indigentes en la calle sin un hogar y fruto de esta rabia nació el Hogar de Cristo para acoger a todas estas personas que no tenían una vida digna y junto con esto más tarde nacería un segundo sueño del santo ''Un techo para Chile'' en donde jóvenes de todo Chile se prestarían para ir a trabajar a las distintas regiones construyendo una vivienda definitiva para familias que viven en campamentos, entonces podemos contradecir a Santo Tomás De Aquino, él decía que el término "capital" da origen a otros pecados, bueno aquí podemos demostrar lo contrario por que no creo que tener rabia porque una persona no tenga casa nos va a llevar a descargarnos con alguien, más bien nos va a llevar a ayudarlo buscando una solución al problema, y por lo tanto en vez de dar origen a otros pecados estaríamos dando origen a la felicidad de otra persona.
En cuanto al pecado de la soberbia, considerado el mayor de todos, es un pecado que causa mucho daño , pero al igual que la ira sin el, la humanidad seria una sociedad de personas que se dejan llevar por el resto sin importarles su propio bien ,o no harían ver a los demás sus errores.
Por eso creo que el orgullo debe estar presente en todos pero de una manera sana en la que no dejes que los demás se rían de ti y por el contrario defiendas tu postura y hacerles ver a otros el mundo de una forma más neutra respetando la postura de todos.
Y por último pecado de la avaricia que lo considero un pecado sin sentido ,ya que se trata de acumular dinero para tenerlo guardado y nunca sentirse satisfecho, por que es un pecado sin limites y deja al individuo con una sensación de vacío buscando siempre más sin gastar nada.
Por supuesto que a todos nos gusta tener dinero y soñar en que gastarlo, pero ¿De qué sirve acumular millones para verlos guardados y no aprovecharlos? Es como juntar para no vivir en la pobreza pero viviendo en la pobreza y no solo pobreza material, también pobreza espiritual ,porque el avaro se encierra en si mismo pensado en el dinero y lo aleja de los demás por estar ausente la generosidad.
Por supuesto la generosidad no es un tema menos relevante yo me considero una persona generosa, pero no estoy de acuerdo con las personas derrochan si no hay de parte del necesitado un esfuerzo por ganarse lo que le están dando, ósea creo que es bueno que hayan personas generosas que den a los demás para ayudarlos pero creo que es más bueno que esa generosidad no se transforme en caridad, sino en un esfuerzo por parte de los dos individuos, uno por ganarse la ayuda del otro, mereciéndola con esfuerzo y un acto de generosidad por parte del otro pero dando con la conciencia de que la persona lo merece.
Así los pobres aprenderán a valorarse por sí mismos pero siempre pensando que necesitamos de los demás para salir adelante. Tampoco le podemos pedir a la gente rica que sea pobre para que todos seamos iguales, porque tiene que haber gente rica pero de buen corazón para que haya generosidad con el prójimo, no estoy diciendo que por esto la gente pobre no pueda ser generosa porque todos podemos dar pero siempre va a haber gente que no se cree capaz de eso ,como los indigentes o los enfermos terminales y estos van a necesitar a alguien que los anime y los saque adelante, esta es otra razón importante por la cual debería existir gente rica dispuesta a dar al prójimo.
En conclusión podemos decir que los pecados hasta un cierto punto no tienen porque ser malos, también pueden ser el fruto de la virtud. De todo lo malo puede salir algo bueno, y tampoco podemos considerar que de los pecados solo surjan cosas peores ,también pueden surgir buenas causas si se sienten de una forma sana que nos lleve a mover el corazón para ayudar al prójimo como ya hemos planteado anteriormente.

Margarita Lira(1159 palabras).

8/07/2006

Cómo escribir un ensayo

Niñas

Quizás respecto de este tema uno pueda encontrar en la www una cantidad importante de textos que nos digan cómo hacerlo, pero lo clave es que cada uno encuentre, a través de la práctica, la manera más adecuada de poner sus ideas por escrito.

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Buscando encontré un texto que podría ser un punto de partida para poner atención a la redacción de un ensayo.

1. Seleccionar el tema. (en nuestro caso el tema ya está establecido, pero para otra ocasión...) Debe ser lo suficiente limitada para manejarlo.
2. Escribir la tesis. Debe ser una oración que exprese una idea u opinión controlable, ni demasiado amplia ni muy específica.
3. Seleccionar el método de desarrollo. Buscar el método (estructura de párrafos más adecuada para nuestros propósitos). Párrafos de ejemplificación, de comparación o contraste, de causa y efecto, etc.
4. Organizar el ensayo. Se debe hacer un plan de redacción deductivo que vaya de los más general a lo más particular o inductivo, de lo particular a lo gral.
5. Escribir oraciones para los párrafos intermedios. Redactar las ideas secundarias correspondientes a los párrafos intermedios.
6. Redactar la introducción y la conclusión. Cada una de estas partes del texto está predefinida en cuanto a lo que contiene. La introducción debe contener la tesis, debe indicar lo que va a desarrollar y debe atraer al lector. La conclusión debe reiterar la tesis y concluir los planteamientos, sin repetir el desarrollo.

Presentación

Niñas
Bienvenidas a este espacio virtual que usaremos para reflexionar sobre el ensayo y sus características
El Profesor