ENSAYO

8/20/2006

Pecado y Virtud ¿opuesto?

Pecado y virtud, ¿opuesto?

Para hablar de pecados y virtudes necesitamos tener en cuenta su significado. Virtud, se conoce como el hábito de obrar bien, independientemente de los preceptos de la ley, por sola la bondad de la operación y conformidad con la razón natural. Mientras que el pecado lo conocemos como algo que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido. Según la doctrina cristiana, obra, palabra o deseo contrarios a la ley de Dios. Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias en su propio corazón y examinarse sobre estos pecados. Hay quienes piensan que ocuparse de los pecados y predicar sobre ellos, es tarea negativa. Esto no es así debido a que los pecados son obstáculos en el camino del amor a Dios que hay que remover para poder correr por él. Según Santo Tomás, “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”.
Desde los inicios de la Tierra, conocemos los pecados y las virtudes, pero alguna vez nos hemos preguntado ¿qué está antes? ¿Pecado o virtud?
Estas interrogantes, podemos responderlas con los conocimientos que nos ha dado la iglesia y también gracias a la fe que tenga cada uno de nosotros. Se piensa que el pecado es lo primero porque Eva comió de la manzana prohibida, que corresponde al pecado capital, lo que significa la culpa que priva al hombre de la vida espiritual de la gracia, y le hace enemigo de Dios y digno de la pena eterna. Pero tenemos que tener en cuenta que Dios nos creó a su imagen y semejanza, y por lo mismo viene antes la virtud, ya que Dios no comete pecados y está inmerso en un mundo de virtudes.

La presentación de los pecados y las virtudes dispone a la conversión de Dios y libera para correr por el camino de la caridad. La civilización moderna está edificada sobre los siete pecados capitales y los ha convertido en cultura tanto así como para llevarlos al cine. Son una universidad popular de todos los vicios a la vez que desconocen, cuando no desacreditan o toman a burla, todas las virtudes; hasta el punto de que la misma virtud, se desprecia. Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan. Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismo; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: ‘De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre’ (Mt 15,19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado.
Como afirma san Pablo, ‘donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia’ (Rm 5, 20). Pero para hacer su obra, la gracia debe descubrir el pecado para convertir nuestro corazón y conferirnos ‘la justicia para la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor’ (Rm 5, 20-21). Como un médico que descubre la herida antes de curarla, Dios, mediante su palabra y su espíritu, proyecta una luz viva sobre el pecado.
La tentación que aparta del amor a Dios, no sólo surge dentro del alma del individuo, sino que le hace violencia desde fuera, desde la cultura, desde el mundo que organiza los siete pecados en forma de civilización y pone sitio al alma justa o que pretende serlo. Los pecados capitales no son hechos morales exclusivamente, sino que radical y principalmente hechos religiosos.
¿Cuan opuesta está la virtud de los pecados? Para hablar de esto, tenemos que tener en cuenta que hay dos clases de virtudes: las virtudes teologales, que son aquellas relacionadas con Dios, y las virtudes humanas o morales. Las segundas, son las que vencen a los pecados capitales, por lo tanto, estas se oponen a los pecados. En cambio, las virtudes teologales son tres: Fe, Esperanza y Caridad.
Tener fe es aceptar la palabra de otro, entendiéndola y confiando que es honesto y por lo tanto que su palabra es veraz. El motivo básico de toda fe es la autoridad (el derecho de ser creído) de aquel a quien se cree. Este reconocimiento de autoridad ocurre cuando se acepta que una persona tiene conocimiento sobre lo que dice y posee integridad de manera que no engaña. Hablamos de fe divina cuando es Dios a quien se cree. Se trata de fe humana cuando se cree a un ser humano.
La esperanza es una virtud teológica infusa, recibida en el bautismo junto con la gracia santificante. Tiene como objeto primario la posesión de Dios. Por la esperanza deseamos la vida eterna, es decir la visión de Dios en el cielo. La esperanza nos da confianza de recibir la gracia necesaria para llegar al cielo. El fundamento de la esperanza esta en la omnipotencia de Dios, Su bondad y Su fidelidad a Sus promesas. La virtud de la esperanza es necesaria para la salvación.
Caridad es la virtud sobrenatural infusa por la que la persona ama a Dios sobre todas las cosas por si mismo (no por interés) y ama al prójimo por Dios. Se basa en fe divina y no se adquiere meramente por esfuerzo humano. Puede conferirse solamente por gracia divina. Por ser infusa junto con la gracia santificante, es frecuentemente identificada con el estado de gracia. Por lo tanto, quien ha perdido la gracia sobrenatural de la caridad ha perdido el estado de gracia, aunque puede que aún posea las virtudes de la fe y la esperanza.
En conclusión, podemos decir que pecado y virtud, pueden oponerse siempre y cuando hablemos de virtudes humanas y no teologales. Para cada pecado hay una virtud que se le opone para poder vencerlas. Para la soberbia tenemos la humildad, la generosidad vence a la avaricia, para la lujuria, está la castidad, para la ira; paciencia, la templanza se encarga de vencer a la gula, la caridad, que al mismo tiempo es virtud humana y teologal, vence la envidia, y por último para la pereza está la diligencia. Seamos capaces de poder vencer todos aquellos pecados que se nos presentan en nuestra vida y tengamos la fuerza para pensar en Dios, y guiar nuestra vida por el camino de la fe y así poder llegar a la plenitud señalada por la promesa de Cristo: "Escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño y un solo pastor" (Jn 10, 16).

Macarena Müller

2 Comments:

  • At lunes, agosto 21, 2006, Anonymous Anónimo said…

    encontre que el ensayo de la maca muller esta demasiado bueno ya que esta muy completo. tiene mucha información sobre el significado del pecado y me gusta la relación que hay entre eso y su opinión .
    También me gusta la redacción que tiene todo el ensayo y la conexión que hay entre su idea principal con su conclusión, (nunca se salió del tema básico).
    además me gustó su opinión que estuvo muy bien respaldada por sus agurmentos durante todo el desarrollo.
    creo que merece un 70
    Igancia Alvear

     
  • At domingo, agosto 27, 2006, Anonymous Anónimo said…

    Hola, Macarena, comparto lo que dice María Ignacia. Me parece que hay una mirada "técnica" bastante precisa, hecho de menos las conexiones tanto a la película como al texto de Savater y algún planteamiento desde ti.

    NOTA 7

     

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